El desayuno es la primera ingesta que hacemos tras un largo periodo de ayuno derivado de las horas en las que estamos dormidos. Un desayuno adecuado nos sirve para reparar el gasto energético nocturno, mantener un estado hídrico correcto (ya que incluye el primer líquido del día) y mejorar el rendimiento intelectual, físico y la actitud en el trabajo.
Es verdad que todas las comidas del día son importantes. Sin embargo, el aporte nutritivo de la primera toma puede condicionar las ganas de comer y los antojos que tengamos a lo largo del día. Además, puede afectar el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en el futuro.
Un desayuno saludable debe ser variado, completo, equilibrado y satisfactorio. Aquí te dejamos algunas recomendaciones básicas para un desayuno saludable:
- Incluye al menos 3 grupos de alimentos (leche y derivados, cereales integrales y frutas frescas). Se recomienda complementar con otros alimentos como: aceite de oliva virgen extra, frutos secos, semillas, huevos, jamón, tomate, espinacas, café o infusiones…
- Dedícale por lo menos 15 minutos de tu tiempo.
- Incluye una variedad de alimentos de diferentes grupos para recibir todos los nutrientes que necesita tu cuerpo.
- Desayuna sentado, sin distracciones y en un ambiente agradable.
- Siempre que puedas, hazlo en buena compañía.
- Procura que tu consumo de bollería en el desayuno sea casero y muy ocasional.
- El desayuno no tiene edad, realízalo durante toda la vida y pon en práctica estas recomendaciones incluso en los más pequeños de la casa.
Toma en cuenta que, ¡no existe un desayuno ideal! Puedes crear las preparaciones que más te gusten tomando en cuenta las recomendaciones anteriores.
Habiendo leído estas pautas, ¿Consideras que tus desayunos son saludables?